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En 2024, nuestros socios en América Latina se centraron en mejorar la salud de las mujeres; concretamente, en abordar las disparidades entre las tasas urbanas y rurales de mortalidad y morbilidad maternas. Con programas que hacen hincapié en todos los aspectos, desde la atención primaria en entornos rurales hasta la hipertensión durante el embarazo, los socios de ECHO proporcionan conocimientos actualizados y las mejores prácticas a los profesionales sanitarios que pueden no estar preparados para las emergencias sanitarias perinatales, especialmente en las zonas rurales y desatendidas.
Elisabete Pereira, enfermera de la comunidad rural ribereña Quilombola de Alto do Pirativa, en Macapá, Brasil, ha dependido de ECHO para mejorar la atención a sus pacientes. Participa regularmente en el programa ECHO Salud de la Mujer en Atención Primaria, que dirige la Universidad Federal de Sergipe en colaboración con la Escuela de Salud Pública de Sergipe, y que ha llegado a profesionales de 16 estados brasileños.
“Todos los temas del curso son muy importantes porque soy la única enfermera del distrito de Alto do Pirativa. Estoy prácticamente sola en la comunidad todo el año, salvo dos o tres visitas de equipos médicos voluntarios“, dice Pereira; normalmente sólo se puede acceder a su comunidad en bote. “Las presentaciones de casos son especialmente importantes en temas ajenos a mi especialidad, para que en situaciones de emergencia sepa cómo actuar”, señala Pereira, y añade: “Es un privilegio intercambiar conocimientos con el mundo”.
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La enfermera Elisabete Pereira trabaja en una zona rural a la que a menudo sólo se puede acceder por río, y a través del Proyecto ECHO ha encontrado soluciones y una comunidad para sus pacientes femeninas. Crédito de la foto: Tatiana Calandrini
Éxito con espacio para crecer
En última instancia, estos nuevos programas de ECHO tienen como objetivo salvar vidas.
El Dr. Luis Enrique Fuentes y el equipo del Instituto Nacional de Salud de El Salvador llevaron a cabo durante tres años un programa de ginecología y obstetricia centrado en urgencias médicas. “Vemos a más mujeres que han sobrevivido a problemas realmente complicados, y están siendo tratadas por los mismos ginecólogos que afirman que el programa de ginecología y obstetricia les ha ayudado a actualizar sus conocimientos”, afirma Fuentes, coordinador del Superhub del INS.
Su programa demuestra que las mujeres reciben mejor atención médica en los casos de posible mortalidad o morbilidad que se presentan en urgencias.
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Eligia Natividad Castañeda Herrera, enfermera, trata una mola hidatiforme o embarazo molar en una clínica de San Ramón, Guatemala, una zona extremadamente rural que carece de un médico. Para garantizar la confidencialidad de la paciente, la imagen se ha difuminado. Crédito de la foto: Yesenia Anabelli López
Otros programas también están obteniendo resultados positivos de sus programas iniciados en 2024. En Guatemala, el departamento de servicios sanitarios* dirige un programa de ECHO destinado a reducir las elevadas tasas de hemorragias e hipertensión en el embarazo, una de las principales causas de mortalidad materna.
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Pascual Pedro Pedro, auxiliar de enfermería en San Ramón, Guatemala, inyecta un medicamento en una solución salina. Crédito de la foto: Yesenia Anabelli López
Clínicas sin médicos
“Un caso concreto tratado en el programa fue el de una paciente que presentaba síntomas de preeclampsia. Gracias a la formación recibida, los profesionales de la salud pudieron aplicar medidas preventivas y un tratamiento mucho antes de lo que lo habrían hecho en el pasado”, afirma Jislena Paxtor, directora del programa. Este programa es clave para reducir las disparidades sanitarias: las mujeres indígenas de zonas extremadamente rurales y mayoritariamente indígenas tienen una tasa de mortalidad materna que duplica con creces la de las mujeres no indígenas de Guatemala. Según sus participantes, el programa ha sido un éxito: en una encuesta, el 95% afirmó que aplicaría las lecciones aprendidas y el 92% dijo que recomendaría los programas de salud de la mujer de ECHO a un colega.
“No hay médicos en la [clínica**], así que las enfermeras tienen que ser capaces de hacer diagnósticos. Debemos recordar que, si una mujer está en peligro, tenemos que actuar con rapidez porque puede haber riesgo de desprendimiento de la placenta”, dice Clemencia Noemí Mérida Barrios, enfermera diplomada en San Ramón – una zona extremadamente rural que no tiene médico; las enfermeras son el único salvavidas.
Actualmente hay 15 programas de ECHO que apoyan la salud de la mujer. Los socios de América Latina también cuentan con una gama establecida de programas no urgentes destinados exclusivamente a la salud materno-infantil, entre los que se incluyen la nutrición durante el embarazo, las intervenciones pediátricas en la primera infancia y la ginecología general.
Para más información sobre los programas y socios del Proyecto ECHO en América Latina, envíe un correo electrónico al equipo del programa en inglés, en español o en portugués
*Dirección Departamental de Redes Integradas de Servicios Sanitarios
**Centro de atención permanente